Cristiano Ronaldo en su estadía por Hong Kong
Me di a la tarea de seguir a Cristiano Ronaldo en su estadía por Hong Kongón.


Me di a la tarea de seguir a Cristiano Ronaldo en su estadía por Hong Kong, con el riesgo de ser interpretado como un fan apasionado por quienes me siguen en redes. Soy la antítesis de eso que podría interpretarse al encender mi radar en torno a un futbolista de élite: un agudo crítico de la construcción mediática de la idolatría y, simultáneamente, del odio hacia personajes como CR7. Por supuesto que me identifico con varios de los rasgos de Cristiano, entre ellos la autoconfianza y la disposición obsesiva en la búsqueda de la perfección en el quehacer, pero de ahí a idolatrarlo u odiarlo por las mismas razones, o por otras que circulan en los discursos superficiales de seguidores del fútbol, hay una distancia enorme.
Me alejo de ello, además de la edificación de narrativas tan obtusas como la supuesta enemistad de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi. Un relato que no corresponde con la realidad de dos jugadores que se respetan mutuamente, más allá de sus duelos deportivos sostenidos por más de tres lustros. Los dos más destacados futbolistas del mundo, como mínimo, de las últimas dos décadas.
Como a estas alturas de mi vida personal y profesional lo que otros puedan concluir sobre mí no es el centro de mi actuar, decidí aprovechar el tiempo disponible y la cercanía entre mi casa y su centro de operaciones. Al- Nassr, equipo saudí donde actúa Cristiano, se hospedó en The Regent Hotel, a 12 minutos caminando de mi casa o a una estación del MTR (Metro).
Algunos de sus entrenamientos fueron en JSC en Kowloon Tong, también en la zona donde vivo. El astro portugués aprovechó su presencia en tierras hongkonesas, además, para visitar el CR7 Life Museum K11, inaugurado el pasado mes de julio, donde se reúnen imágenes y objetos alusivos a su carrera futbolística y vida personal. Otro sitio ubicado en mi sector. ¿Cómo no intentar una aproximación, siendo el fútbol uno de mis temas centrales a nivel profesional?
Evocaba a Gay Talese y su búsqueda infructuosa de tener un diálogo directo con Frank Sinatra. Y él ahí, registrando sus pasos de forma sigilosa, conversando con otros que daban pistas del cantante, enhebrando la crónica a través de otros recursos al margen de la palabra directa con el protagonista: así se construyó Frank Sinatra Has a Cold (Frank Sinatra está resfriado), una pieza icónica del nuevo periodismo.
Llego al entrenamiento una lluviosa noche del 14 de agosto: supero varios cordones de seguridad saludando cordialmente a quienes me cruzaba. Voy con tanta confianza hacia la cancha que nadie me pregunta nada ni intenta bloquear mi trayectoria. Suena increíble pero, a los pocos minutos, alcanzo a darme un saludo con Cristiano del que no alcancé registro por llegar con el celular descargado. Un infortunio por la ida imprevista al sitio de práctica, del que supe sobre la marcha.
Quedo con un sinsabor parecido al que tuve en 2005, cuando compartí con Messi en el Sudamericano Sub-20 pero no quedé con ningún registro fotográfico o videográfico para la posteridad. No quería vivir algo semejante y eso estimuló mi espíritu de reportero: la aspiración de lograr una nota corta parecía un imposible, pero una foto o video emergían como altamente probables.
Vuelvo al día siguiente. Veo a gente abarrotada en una zona acordonada, esperando por un autógrafo o fotografía. “No puede ingresar allí”, me dijo la portera. Me acerco por el otro lado, con mejores resultados: muestro mi carnet de prensa y me ubican en un espacio más exclusivo, junto a un reportero y un camarógrafo, a la espera de la salida de los jugadores hacia el bus. Y de allí al entrenamiento. Al frente, más alejados del camino que recorrerán CR7 y sus compañeros, están los hinchas, niños y jóvenes en su mayoría.
Varios policías custodian el sitio, pendientes de que nadie se salte los cordones de seguridad. “¿Eres familiar de Ronaldo?”, me interroga una de ellas. “No”. “¿Eres portugués?”, contrapregunta. “No”. Ambos sonreímos. Yo retomo mi misión. Salen los jugadores.